“La entrada en clausura es emocionante. Un patio inundado de luz y color recibe al visitante, que desde ahora queda inmerso en un clima intacto que cuenta con más de cuatro siglos. La cal y el azulejo jamás han llegado a una mejor conformidad”.
Todo el claustro bajo del Museo Monasterio de la Encarnación está decorado con cerámica Sevillana del XVIII, donde se ofrecen escenas bíblicas –Sansón y Dalia-; representaciones de hondo sentido moral –Los Sentidos- ;motivos callejeros –La Alameda de Hércules, de Sevilla-; que ofrecen la anécdota y el rasgo delicioso de mil y un sucesos narrados con la sabiduría popular y colorista de un alfarero anónimo. El claustro alto se reserva para referir todas las peripecias de la caza mayor y menor.
La cerámica, en variadísima temática, se encuentra en cualquier lugar del Monasterio de la Encarnación, también en las escaleras y en estancias de segundo orden. Por lo que podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que el convento es, ante todo, un museo de cerámica. Destacar, por último el Vía-Crucis de azulejos, tal vez de época un poco posterior que también se encuentra colocado en el patio principal del convento.
Detalle Alameda de Hércules de Sevilla.
Detalle de Los Sentidos.
Fuente: Guía Artística de Osuna / Manuel Rodríguez-Buzón Calle. Osuna 1997, 2ª Edición.
Deja una respuesta